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lunes, 24 de diciembre de 2012

Paciencia perfecta...

Te conocí una noche de liturgia, sin imaginar, sin pensar siquiera que serías tú el protagonistas en mi historia.
La verdad, fue linda, me quisiste tanto, tantos desprendimientos hacia mí; pero mi espíritu indeciso en el amor, el temor a amar, a sufrir, no dejaron ver que también te quería.

Te lastimé y también te encargaste de lastimarme. Decididos a olvidarnos, nos separamos, siguiendo diferentes rumbos, diferentes historias. Historias que ya concluyeron, que tuvieron su final. Y el nuestro?
Han pasado más de once años, doce casi, y el destino o nuestras decisiones nos han vuelto a encontrar en nuestro camino. La pregunta es ¿Para qué?. La respuesta aún no la sabemos, al menos yo, porque a veces me da la impresión que tú siempre la supiste.


Dejar que todo caiga por su propio peso, dejar que el tiempo ordene las piezas, dejar que Dios actúe. Será el encontrarnos al final, en ése abrazo eterno que me pregonas?.


Sea, como sea nuestra historia, yo seguiré escribiendo, tratando de no lastimarme y no lastimarte... "Paciencia perfecta"...