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domingo, 18 de agosto de 2013

Mi Carta de Rendición

Quiero declararte la guerra para firmarte la paz incondicionalmente, aceptando tus condiciones y que me declaro fiel seguidor y colonia suya.
No habrá primer ministro, será una dictadura como muchas que hay, claro que esta es voluntaria, la democracia dejémosla para cuando sepas que haría lo mismo con o sin su autorización.
No habrá más constitución que su palabra, más ley que lo que usted dicte, la jurisprudencia nacerá de nuestro deliberar en cualquier asunto, no será necesario un juez para que imparta justicia, un policía que vea que todo se cumpla al pie de la letra, pues como advertimos aceptamos sus condiciones sin renegar.
No habrá poderes del estado, solo uno, su voluntad, existirán los ministerios de economía, el de engreimientos, el de reclamos, el de besos, el de abrazos, el ministerio del apoyo, el ministerio de cultura, y otro que por necesidad sea necesario, con la finalidad de crearle su sucursal del cielo.
Que su día será mi día nacional, no habrá otro día que celebrar, haremos una fiesta que dure una semana, con serenata y mariachis, declarando feriado nacional, con fuegos artificiales, con sesión solemne cantando a todo pulmón su canción, que será nuestro himno nacional, en donde el rojo su color favorito será nuestra bandera y el escudo nacional.
Estaremos con las manos encebando el cañón por si algún intruso se quiere independizarme, también si alguna quiere buscar mi independencia, puesto ha quedado claro que no quiero ser libre sino ser su colonia, estar a sus órdenes, servirle, serle fiel y leal, en esta y en la otra vida.
No habrá sangre que derramar, ni lágrimas de sufrimiento, habrán días buenos, prósperos, también días en los que habrá inflación, en donde el pueblo este agitado porque no recibe ese calor, ese mensaje ese saludo de su reina, se trabajara solo por verla y hacerla feliz, la tarea es titánica no imposible, en donde siempre uno esperara esa sonrisa, esa mirada sabiendo que la culpable de esta felicidad es usted.
No habrá dietas, no habrá días tristes, no habrán pleitos con la balanza, siempre le esperaremos para escucharla, no una ni dos ni tres sino todas las horas, que sea nuestro aliento para seguir aquí en esta dictadura que es la felicidad porque la libertad no existe.
El agnosticismo y  ateísmo estuvieron aquí, pero desde que usted está aquí creemos que existe dios, agradeciéndole porque está usted aquí, siempre habrá una oración para el señor, agradeciendo que usted existe, que él la puso en mi camino, que busco la mejor forma de saber que aun se puede creer y tener fe, sobre todo la esperanza.
Nuestros hijos, hijos de nuestros hijos cuando vean esta historia se sentirán orgullosos de saber que fuiste querida, amada, soñada, adorada a límites que ellos deberán seguir con ejemplo demostrando que todo se da cuando se quiere, se ama, se consiente, se sabe que ella es la única y que la libertad es una mentira, que las dictaduras no son tan malas como las pintan, que la democracia es hacer todo lo que debes hacer por hacerla feliz poniendo todo de ti.
Que esta dictadura dure no solo en este mundo sino en el otro, en donde también prometo seguirla, serle fiel y leal, por los siglos de los siglos.

Pero para que todo esto pase tengo que declarar la guerra y saber a ciencia cierta que usted está dispuesta a aplicar su dictadura, para saber que me rendiré a usted incondicionalmente por la simple razón que la amo.